Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. (1 Corintios 1:23-24)
En contraste con las aterradoras noticias de que hemos caído bajo la condenación de nuestro Creador y de que su propio carácter justo lo obliga a preservar el valor de su gloria derramando ira eterna sobre nuestro pecado encontramos las maravillosas noticias del evangelio.
Es una verdad que nadie puede aprender jamás de la naturaleza. Tiene que contarse de un vecino al otro y predicarse en las iglesias y divulgarse por medio de misioneros.
La buena noticia es que Dios mismo decretó una forma de satisfacer las demandas de su justicia sin condenar a toda la raza humana.
El infierno es una forma de saldar cuentas con los pecadores y enaltecer la justicia de Dios. Pero hay otro camino.
La sabiduría de Dios dispuso un camino para que el amor de Dios pudiera librarnos de la ira de Dios sin comprometer la justicia de Dios.
¿En qué consiste esta sabiduría? ¡En la muerte del Hijo de Dios por los pecadores!
La muerte de Cristo es la sabiduría de Dios por medio de la cual el amor de Dios salva a pecadores de la ira de Dios, a la vez que enaltece y pone de manifiesto la justicia de Dios en Cristo.
Devocional tomado del libro “Deseando a Dios», páginas 61-62