Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico. (Romanos 7:19)
Los cristianos no vivimos solamente en derrota, pero tampoco vivimos solo en perfecta victoria sobre el pecado. Y en aquellas ocasiones en que no logramos triunfar sobre el pecado, Romanos 7:14-25 nos muestra la manera en que un cristiano sano debería responder.
Deberíamos decir lo siguiente:
1. Me deleito en la ley de Dios (versículo 22).
2. Aborrezco lo que acabo de hacer (versículo 15).
3. ¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? (versículo 24).
4. ¡Gracias a Dios! La victoria vendrá por Jesucristo Señor nuestro (versículo 25).
En otras palabras, ningún cristiano quiere vivir de esta manera en derrota. Ningún cristiano se siente cómodo viviendo de esa manera. Pero si vivimos de esa manera por un tiempo, no deberíamos mentir al respecto.
Nada de hipocresías, ni poses, ni alardeo de perfeccionismo. Tampoco mostremos sonrisas fingidas para la iglesia ni una superficialidad barata.
Dios, sálvanos de estar ciegos a nuestras propias faltas y de la consecuente rapidez en juzgar a otros.
Dios, ayúdanos a sentirnos peor acerca de nuestras propias faltas que por las deficiencias de otros.
¡Dios, danos la honestidad y el candor y la humildad del apóstol Pablo en este texto!